Tras el
visionado de la película “La educación prohibida” me propongo reflexionar y analizar un poco más sobre su tema
central: la educación.
En
ella, se explica el origen de la educación para ver la evolución de cómo hemos llegado a la situación actual educativa.
Para
argumentar las ideas surgidas, utiliza la figura de multitud de personas
relacionadas con el ámbito de la educación (profesores, especialistas…) que
actúan como críticos de opinión.
Plantea los errores cometidos y cómo podemos seguir aprendiendo de ellos para mejorar la educación.
Vemos,
a través de la comparación con frases tales como “la educación de un niño era
comparable con la manufactura de un producto y por lo tanto requería una serie
de pasos ordenados…” como era la educación (y para muchos, tristemente sigue
siendo), un proceso enfocado e influenciado por la economía.
Existen
muchos, muchísimos tipos de escuelas, tantas como realidades sociales: escuelas
marginales, escuelas depósito, para obreros, profesionales, escuelas de clase
media, de ricos… que nuestra sociedad actual clasifica en dos grandes grupos: escuelas
públicas y privadas (haciendo de nuevo un guiño a la economía). La
mayoría de estas escuelas intenta concentrar al mayor número de alumnos
posibles pero muy pocas de ellas basan sus esfuerzos en lograr una excelencia
para todos y cada uno de sus matriculados.
Hemos
llegado a una situación tan capitalista (y desde mi punto de vista, tan pobre a
la vez), que invertimos grandes cantidades
económicas en métodos materiales. La mayoría de los colegios quieren tener
un montón de libros, después netbooks, portátiles… y por si fuera poco ahora
también pizarras digitales, para no quedarse “descolgados” de las exigencias de
los jóvenes y de sus padres que buscan
lo mejor para sus hijos. Y yo me pregunto, ¿qué es lo mejor para ellos?
Todos los
colegios, supuestamente, tienen un ideal de escuela común y comparten el
objetivo que el sistema impone: medir las
capacidades de los estudiantes. ¿Cómo? A través de calificaciones. Un número
define la calidad de persona que eres y eso hace mella en los alumnos,
tanto de manera individual (haciéndoles creer ser como su nota dice que son), y
de manera grupal, (marcando la diferencia entre ellos y haciéndoles ver a otros
quienes son los “alumnos débiles” y “fuertes”, originando luego abusos escolares
entre iguales). ¿Y cuál es el resultado? Toda una serie de conflictos de “ganadores” y “perdedores”.
Valores
como la cooperación, la igualdad, la ayuda mutua… pasan a un segundo plano porque
la estructura básica del sistema promueve lo contrario: la competencia, el
materialismo, el individualismo por ser el mejor, el más rápido… incoherente,
¿verdad?
Y esto
nos hace plantearnos… realmente, ¿quién
fracasa? ¿El sistema o el estudiante?
Sin
duda es una película que nos hace reflexionar sobre algo que nos afecta a todos,
algo tan básico y tan complejo a la vez como es la educación.
Paola Alemán
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ResponderEliminarPaola has hecho una reflexión objetiva muy buena. No he visto la película, pero quiero dar mi punto de vista sobre el tema de la educación española.
ResponderEliminarEl sistema educativo español es un fracaso, porque no tiene una base sólida y, culpa de ello, lo tiene nuestro sistema político que reforma completamente de nuevo la ley educativa cada ciclo electoral (o cambio de gobierno).
Personalmente habría que mirar viejos horizontes y aprender de otros métodos educativos, como lo es el flamante sistema finlandés. Está formado por una serie de pilares básicos, entre los que podemos destacar la elusión del problema de competencia entre alumnos-padres, ya que los estudiantes no hacen exámenes ni reciben calificaciones hasta 5º curso (11 años aprox.), siendo informes o actas descriptivas que el profesor elabora para los padres.
La primera etapa de enseñanza empieza en el seno de la familia, y no comienzan el colegio hasta los 7 años, momento en el que se les considera aptos para aprender formación pedagógica.
Otro punto a tener muy en cuenta es la tarea de unificar la educación pública y privada, mediante un reparto equitativo de los fondos públicos. Ésta unión, evitaría la competencia entre estudiante y empresa, e igualaría en mismas condiciones de oportunidad académica entre el alumno de pocos y elevados recursos; que bastante fraccionada está la sociedad española con las clases sociales.
Para finalizar, un apunte que ha mejorado en los últimos años es la implicación de los padres en la educación de sus hijos, y no solo hasta el ámbito escolar sino a nivel universitario.