domingo, 25 de octubre de 2015

Sistema educativos de España y Finlandia. Comparativa



Son innumerables las veces que he escuchado halagos sobre el sistema educativo finlandés, y más innumerables si cabe, las veces que he oído calificativos indeseables para el sistema educativo español. ¿A qué se debe esto? Realmente, ¿tenemos motivos para merecernos esas “etiquetas”?

Para apoyar mis argumentos me he informado previamente sobre los aspectos más relevantes de la educación finlandesa y hacer la comparativa partiendo de la base española.

Considero fundamental partir del fracaso escolar, muchísimo más agravado en España que en Finlandia. Mientras que en España muchos abandonan la E.S.O sin conseguir la titulación, otro muchos se conforman con terminarla y no continuar estudiando; frente a los finlandeses que se matriculan en universidades, según las estadísticas hasta en un 71% de los casos.

La figura del profesor marca un punto de partida en todo esto. Mientras que en Finlandia se exigen elevados niveles de conocimiento y calificaciones, en España la nota media no es elevada (de hecho, con un simple aprobado ha habido, y hay, multitud de estudiantes matriculados en titulaciones de magisterio). Esto, en mi opinión iría ligado a la motivación e implicación que sienten y manifiestan los profesionales. En Finlandia es básico para los profesores actualizarse y mejorar tanto en métodos como en estrategias educativas o conocimientos; mientras que en España hasta el día de hoy (y en muchos casos ni eso) no hemos “despertado” de la importancia del aprendizaje continuo y reciclaje de conocimientos (por ejemplo: en el caso de las reformas educativas del bilingüismo nos encontramos con multitud de docentes que ansían la llegada de su etapa de jubilación antes de tener que ponerse a trabajar el inglés para impartir sus materias). Menos mal que aún quedan profesores que no se acomodan a sus puestos de trabajo y buscan prosperar cada día, sino estaríamos cavando nuestra propia tumba educativa. 

Todo esto también considero que va ligado a los salarios de los docentes: un profesor finlandés cobra 3.400€ al mes de media, frente a los 1.500€ al mes de media que cobran los maestros españoles). 

Las calificaciones y pruebas académicas también es un dato a tener en cuenta en la incorporación del profesorado a sus puestos. Mientras que en Finlandia realizan toda una serie de exámenes y pruebas psicológicas antes de ejercer como docentes, en España se exige aprobar una oposición y tener una nota numérica superior a la del resto de los opositores.

El tipo de enseñanza también marca desigualdades. En Finlandia son casi nulas las escuelas privadas mientras que en España existen multitud de colegios privados y concertados.  

Por su parte el Estado tampoco favorece mucho con su intervención. El aporte presupuestario a los asuntos educativos es mucho más reducido que en el caso Finlandes, y los cambios legislativos entorno a la educación se llevan a cabo casi con cada cambio de gobierno que sufrimos los españoles. (Todos quieren imponer, a nadie le parece bien lo fijado en el modelo anterior y por eso destruyen lo construido para empezar de cero).


¿Estáis de acuerdo con mis conclusiones? ¿A alguien le quedan ganas de “ponerse a hacer” y dejar de “mirar qué se puede hacer”?


Paola Alemán  

No hay comentarios:

Publicar un comentario