lunes, 26 de octubre de 2015

Un pulso al fracaso


Programa "Un pulso al Fracaso"

Hoy, de nuevo, voy a hacer un análisis crítico, en esta ocasión sobre el documental “Pulso al Fracaso”.


En él, varios jóvenes nos dan su punto de vista y nos cuentan su experiencia en primera persona, desde un centro de segunda oportunidad. Este tipo de centros se preocupan y trabajan por los adolescentes que han sufrido, o sufren, marginación y fracaso escolar.

Los jóvenes que podemos encontrar en estas instituciones son chicos con problemas, para los que la vida no está siendo fácil e intentar conseguir una segunda oportunidad que saque a flote sus circunstancias con la posibilidad de cumplir sus sueños. En muchos casos el factor común a ellos es creer que no son capaces de lograr nada. Son chicos desmotivados, que se centran en sus defectos y nos conscientes de ninguna de sus virtudes.

Desde el centro trabajan con ellos todo esto, para darle la vuelta a su vida, que se sientan útiles y que salgan adelante como personas autónomas de su edad. Se centran en el aprendizaje de habilidades y forman de una manera alternativa restando importancia a los contenidos para darle más énfasis al apoyo y la escucha activa.




Tras este pequeño resumen y explicación, continúo respondiendo a las preguntas sugeridas por Xoán, profesor de la asignatura “Procesos y contextos educativos” e impulsor del visionado de este documental.

¿Qué has aprendido? ¿Cómo te has sentido? ¿Eres capaz de imaginarte trabajando en un centro así?


Gracias a este reportaje he podido conocer de un modo más profundo la organización de los centros de segunda oportunidad y escuchar de manera directa a chicos sinceros, abiertos a la comunicación y con muchas ganas de ser personas independientes. 


Después de ver el video y reflexionar sobre ello, he sido aún más consciente de la educación que he tenido a lo largo de toda mi vida y de las personas y factores que han motivado a que yo haya podido disfrutar de ello. Mis estudios anteriores, soy trabajadora social, me hacen tener una sensibilidad especial hacia estos chicos y este tipo de circunstancias. Creo en el valor de las personas como seres con capacidad y necesidad de desarrollarse, aunque soy consciente de que las adversidades con las que nos encontramos en nuestro entorno y familia nos dificultan mucho. 


Para mí trabajar en un centro así seria todo un reto, tanto profesional como personal, porque considero que los adolescentes en esta situación ven en el profesor más que un docente que les intenta enseñar conocimientos “de libros”, sino una persona referente, un modelo para sus vidas truncandas.


Aceptaría el reto de trabajar en un centro de segunda oportunidad ahora mismo porque educar es, sin lugar a dudas, mucho más que transmitir conocimientos.



Paola Alemán
 

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